bombilla electricidad

 

Lograr cubrir todas las necesidades energéticas con fuentes renovables es una aspiración global. En la Agenda 2030, impulsada por la ONU, se establece como uno de los objetivos básicos de desarrollo sostenible (ODS) el aumento sustancial de la proporción de energía renovable en el mix energético mundial.

De hecho, hay países que ya se abastecen casi totalmente con energías limpias. Es el caso de Noruega, Uruguay, Costa Rica, Islandia y Lesoto, en África. Estados que se reparten por tres continentes diferentes y tienen niveles de desarrollo muy distintos, por lo que se podría tener la tentación de señalar que 'querer es poder', y que todo dependería más de voluntad política que de otros condicionantes.

Sin embargo, un análisis más profundo revela muchos más matices. Para empezar, se trata de países pequeños en cuanto a número de habitantes (los que más tienen como Noruega o Costa Rica no exceden los 5 millones de habitantes), y por tanto con unos requerimientos mucho más limitados en cuanto a demanda energética.

 

El paradójico ejemplo de Noruega

Asimismo, si estudiamos cada caso particular, empezando por Noruega, vemos que dentro de un área como la de los países nórdicos que apuesta especialmente por las renovables, el reino escandinavo destacaría a su vanguardia con unos niveles de abastecimiento por renovables que oscila entre el 98% y el 100%.

Todo un hito que es fruto de unas políticas a largo plazo que arrancaron en los años 80, al poner en valor el agua de los fiordos noruegos para la generación de energía hidroeléctrica, lo que con el tiempo ha llevado al país a ser el principal productor y exportador de Europa, y a lograr que esta suponga el 96% de su mix de generación de electricidad (el resto se produciría mediante eólica, solar y biomasa).

Ahora bien, Noruega compatibiliza la apuesta por este modelo energético verde para cubrir sus necesidades de consumo con la explotación de sus ricos yacimientos de hidrocarburos para la exportación, ya que tiene las mayores reservas tanto de gas como de petróleo de toda Europa, siendo un importante exportador que todavía ha visto reforzado su rol con el conflicto de Ucrania, como lo acredita que en este 2023 haya aumentado su producción en más del 6,8%.Noruega no renuncia a la riqueza generada por los hidrocarburos (que ha llevado a su fondo soberano a ser el mayor del mundo, con unos fondos que financian proyectos de transición energética) por mucho que conjugue su explotación con el autoconsumo interno con renovables, por lo que aquí vemos un límite claro al ideal de un abastecimiento 100% con energías limpias: la colusión con las necesidades económicas y los modelos de desarrollo de cada estado.

Si esto no fuese así, no tendría sentido que los países todavía estén buscando yacimientos de hidrocarburos como si fuese un maná, sin ir más lejos en proyectos auspiciados por la propia Noruega en el Mar del Norte y el Mar de Barents. O tampoco se invertirían miles de millones en grandes proyectos para explotar nuevas reservas de petróleo o gas descubiertas tiempo atrás como puede ser, por ejemplo, el yacimiento de Vaca Muerta en Argentina.

Uruguay sufre los efectos del cambio climático pese a apostar por las renovables

También destaca en el uso de renovables Uruguay, gracias al aprovechamiento de los recursos hídricos provenientes de sus numerosos ríos, que ha permitido al pequeño país sudamericano conseguir que el 98% de la energía consumida provenga de las energías limpias que genera, con un mix nutrido por centrales hidráulicas (56%) instalaciones eólicas (34%) y, en menor, medida por los sistemas fotovoltaicos y de biomasa.

 

Eolica

 

Con todo, cabe destacar que esto tampoco supone una panacea para salvarse de los efectos del cambio climático, como lo demuestra la durísima sequía que atraviesa el país que está poniendo en riesgo hasta el propio consumo humano de agua.

Cerrarían el listado de países del mundo con un mix energético más limpio Islandia gracias a la geotermia, Costa rica con una decidida política desde los años 50 para no depender de las importaciones de petróleo y preservar la riqueza de su biosfera, así como Lesoto como gran referente en África, al abastecerse en un 90% de renovables, con predominio también de la energía hidroeléctrica.

Pero cabe matizar de nuevo, que hablamos de países muy pequeños y cuyas condiciones en cuanto a recursos naturales disponibles y modelos económicos han favorecido esta transición energética exitosa, no exenta tampoco de problemas y contradicciones que se manifiestan de manera más clara en el caso noruego.

 

La transición energética en Europa

Si nos centramos en Europa, dejando al margen los países nórdicos, destaca el gran uso de renovables en España, con un 17,9% de la electricidad producida por paneles solares y un 14,6% por los aerogeneradores eólicos.

Algo que se ha visto favorecido por las óptimas condiciones para la generación de energía solar y eólica, la carencia de yacimientos de hidrocarburos (por mucho que ahora mismo el país haya emergido como hub para la regasificación por coyuntura internacional) y la decidida iniciativa de la Unión Europea por impulsar el cambio de modelo energético, mediante cuantiosas ayudas como las ofrecidas por el fondo de recuperación Next Generation EU para incentivar el autoconsumo, tanto particular como empresarial.

Además, dentro del mix energético cada vez adquiere más peso las renovables de incidencia más estable como es la solar con respecto a la eólica, que por otro lado como sabemos lleva aparejada una serie de problemas medioambientales y paisajísticos. Al tiempo, que también se explora el potencial de otras fuentes como el hidrógeno verde.

 

sistema fotovoltaico

Precisamente ese impulso de la UE a la transición energética como uno de los vectores clave de la Europa postpandémica se ha traducido en un aumento general a nivel continental del uso de la eólica y la solar concretamente en en un 14 y un 12% a lo largo de 2022.

Aunque ese cuadro general de evolución hacia una mayor presencia de energías limpias en los mix energéticos de los países comunitarios se ha visto trastocado por el conflicto de Ucrania, y su subsiguiente limitación al acceso al petróleo, el gas y el carbón rusos a consecuencia de las sanciones impuestas, lo que ha hecho relajar los objetivos de sustitución de las viejas fuentes de energía en las producciones nacionales, al priorizarse que la desconexión con Rusia no viniese de la mano de una recesión, que asoma precisamente en los estados comunitarios como Alemania que eran más dependientes de su gas.

Ese mismo problema, así como la puesta en valor de ideas como la de la autosuficiencia o incluso soberanía energética, ha llevado a que se mire con otros ojos a la energía nuclear que constituye la base de la alimentación energética de un país como Francia, que tiene en activo más de 19 centrales nucleares que suman 56 reactores.

En un post precedente ya analizamos con detenimiento lo difícilmente clasificable que resulta esta fuente de energía que conjuga la no emisión de partículas contaminantes en su generación con unos residuos que sí lo son, aunque resulten gestionables, y sobre todo con una peligrosidad potencial ante accidentes y catástrofes de la que tenemos como exponentes más inmediatos a Chernobil o Fukusima.

 

Evolución de las renovables en el mix energético a nivel global

Pese a todas las incertidumbres descritas, que tienen un repercusión mundial, lo cierto es que según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) el uso de 'fuentes limpias' para la generación de electricidad sigue batiendo récords, especialmente en Europa, Estados Unidos y Asia.

Sin embargo, por desgracia, este aumento de las renovables es perfectamente compatible con un incremento de las emisiones de Co2, de acuerdo a las previsiones de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) en su Electricity Market Report 2023, dado que coincide con una mayor demanda de energía a nivel global. De manera que, pese al aumento el peso de las energías limpias dentro de los mix energéticos, al tratarse de incrementos porcentuales y no absolutos ambos fenómenos pueden darse sin contradicción.

No obstante, no deja de ser una buena noticia la estimación de que renovables supondrán el 35% del mix mundial de generación en 2025, y que también se prevea un descenso de las emisiones de Co2, aunque con la incertidumbre del logro de los objetivos 2030.

A este respecto, hay que valorar que grandes gigantes económicos como Estados Unidos si bien están aumentando la producción de energía solar y eólica en niveles superiores a los europeos (en un 15% y un 13% respectivamente), así como reduciendo la de carbón apreciablemente un (11%), no ocurre lo mismo con la generación de gas natural que apenas ha caído un 2,6%, algo motivado por el acceso económico a este hidrocarburo mediante procedimientos de fracking, que no están prohibidos a diferencia de lo que ocurre en Europa; y por lo lucrativo que resulta además poder saciar la sed de europea de gas tras la sanción al de procedencia rusa.

Asimismo, también explica que puedan convivir un aumento creciente del consumo de hidrocarburos y carbón con el aumento del uso de renovables la brutal demanda energética que tienen los gigantes asiáticos que hacen de auténtica fábrica del mundo como China o la India, y por tanto tienen una economía con mucho peso de los sectores electrointensivos.

Esto lo ejemplifica a la perfección el caso de la India, donde conviven un aumento del uso de la energía eólica y la solar de un 21% y un 17% respectivamente con un incremento de la producción de carbón en un 1,1%. Por no hablar de la importación masiva de petróleo ruso barato que ya no se puede colocar en otros países que tienen en vigor sanciones.

China es a un tiempo el mayor productor y el mayor consumidor de energía a nivel global, acaparando hasta el 5,6% de la misma, y previéndose que su aportación al mix mundial de generación aumente al 35% en 2025 con respecto al 29% actual. Mientras que en la producción renovable se espera que para el periodo 2023-2025 China represente del 45% del crecimiento a nivel global, seguida de la UE con un 15%.

En definitiva, estamos ante un escenario complejo, en el que además pueden influir nuevos actores como el hidrógeno verde, tecnologías innovadoras como las de captura de carbono, el estallido de potenciales conflictos como el de Taiwán, etc.

Por todo ello, es difícil prever un aumento del peso de las renovables en el mix energético de los países hasta el punto de coparlo al completo, teniendo en cuenta además que un escenario de aumento exponencial de las necesidades energéticas un 1% de no renovables puede suponer una cantidad muy elevada... De ahí, que persista el deseo de encontrar y explotar yacimientos de petróleo y gas natural.

 

Alejandro Betancourt