Hemos visto cómo en estós últimos años las tarifas de la luz se han disparado incontrolablemente. Y lo peor, es que aunque parece que todos sabemos cuál es el problema, nadie soluciona nuestra dependencia energética.
En la actualidad, España compra el 74% de la energía que consume, quedando sumida en la incertidumbre de un precio fuera de su control, que varía por variables externas como la guerra de Ucrania o las relaciones con paises como Argelia. Y lo peor, es que destinamos nuestros fondos a una energía que proviene de combustibles fósiles.
Según empresas del sector, la mejor apuesta para reducir nuestra elevada factura de la luz actual es invertir decididamente en la continua expansión de las renovables, así como en la producción para consumo propio e incluso para exportación. Según porfesionales del sector, las renovables serían todo ventajas, ya que:
El precio de la luz que compramos depende del precio del gas natural. Y según los datos de MIBGAS, la tarifa del gas también está en niveles nunca antes vistos. En años pasados, ciertas condiciones climáticas como la tormenta filomena o picos de demanda en épocas de calor han hecho que necesitemos más de él para cubrir nuestras necesidades eléctricas.
En dichos días, las alternativas verdes y la nuclear no son suficientes para cubrir el exceso de demanda, por lo que toca recurrir al gas, aunque esté costoso, para abastecer a toda la población. Y su uso además conlleva al pago de un impuesto asociado por las emisiones de CO2 generadas, elevando aún más el precio de la factura de luz.
El factor decisivo que ha terminado de disparar el precio ha sido la falta de suministro de gas en Europa. La invasión de Ukrania ordenada por el presidente Putin a desencadenado en la drástica reducción de las importaciones de gas de Rusía que era su principal proveedor. En España recibimos el gas de Argelia, pero recientes tensiones diplomáticas y la escasez global por la guerra han causado un aumento nunca antes visto de su precio.
Ya en la segunda mitad del año 2021 los precios no paraban de subir. Según la OMIE, solo en julio del 2021 se registraron 11 de los 16 precios más altos desde 1998. Este subidón llevó a tomar medidas gubernamentales drásticas, tales como la suspensión del impuesto del 7% a la generación eléctrica durante tres meses. Esto por supuesto quedó superado con creces en este año, y la nueva medida adoptada por el gobierno de España y Portugal tras negociaciones con la comisión europea ha sido fijar un tope al gas.
Todo esto en un esfuerzo por compensar los altos costos, causados en gran medida por los precios altísimos también registrados en el gas natural y de los derechos de emisión de CO2. Claramente el caso de España no es algo aislado. Todas las naciones europeas se han visto afectadas por estos aumentos. Italia, por ejemplo, en el pasado mes de mayo, según datos de Red Eléctrica de España, tenía unos precios de luz que rondaban los 230 euros/MWh y Francia los 197 euros/MWh.
Ambos por encima de los 187 euros/MWh de España y Portugal. Aún con el tope al gas estamos por encima del resto de grandes paises europeos, como por ejemplo los 177 euros/MWh de Alemania o los 147 euros/MWh del Reino Unido.
La escalada parece no tener freno y lamentablemente para los bolsillos de los consumidores, estos precios podrían seguir subiendo.
La guerra no parece que vaya a terminar en el corto plazo y los altos niveles de consumo de gas son estacionales, siendo mayores durante invierno, cuando normalmente hay un alto pico, y otro un poco menor durante el verano. Se anticipa que cada vez recibiremos menos gas ruso y tanto nosotros como Europa dependeremos en gran medida de las condiciones climáticas que enfrentemos, y de contar con energías renovables que contrarresten los consumos de gas. La eólica parece ser un gran apoyo para estos meses.
Si el clima acompaña, se podrá generar electricidad a menor costo. De lo contrario, la demanda se dispararía, no teniendo más opción que recurrir al gas, cayendo en los altos costes que esto implica.
En 2017 el precio del gas se había mantenido en el rango de los 20 a 30 euros el megavatio hora. Pero esos precios ya son historia , con un precio de MIBGAS fijado para el proximo noviembre de 105 euros/MWh. Expertos del sector no predicen una bajada en el corto plazo.
Las fuentes alternativas representan una excelente oportunidad que el país no debe desaprovechar para darle la vuelta a la situación de la electricidad de una vez por todas. No solo hablamos del autoconsumo de viviendas aisladas o comunidades grandes y autónomas. El país cuenta con todo lo necesario para que este camino resulte todo un éxito: tecnología, personal calificado, empresas maravillosas, vastos terrenos, seguridad administrativas, y algo muy importante, la gran cantidad de horas de sol al año.
Si bien las renovables han venido creciendo paulatinamente en los últimos años, España puede contar con orgullo que a pesar de todas sus dificultades, que ya en 2021 cerramos como el año de la energía más “verde” gracias al récord en generación eólica y solar fotovoltaica, según informa REE.
De igual forma, reportan que en total, las renovables cubrieron una cuota del 46,6% del total nacional. Se generaron 110.450 GWh a partir de recursos naturales e inagotables como el viento, el sol y el agua, lo que supone un incremento del 9,9% respecto a los datos de 2020. En momentos puntuales las renobables llegaron a cubrir el 100% de la demanda y las renobables ya superan a la energía nuclear y al gas juntos.
El futuro es cada vez más verde, y las energías limpias seguirán ganando terreno. Y solo los países con mejor preparación en este campo podrán aspirar a producir energía para consumo propio e incluso exportación.
Cabe destacar que el país se encuentra muy bien posicionado en cuanto a la capacidad instalada de renovables, cerrando 2021 con 64.182 MW verdes instalados. Esto hace de España el número 8 en el mundo con mayor capacidad renovable.
Para un país que apenas produce un cuarto de la energía que consume, aparentemente hay un muy largo camino hacia la independencia energética. Pero la verdad, si se sopesa el panorama actual, la decisión y el plan de acción parecen bastante claros.
Nos debatimos entre olvidarnos de vivir a merced de situaciones geopolíticas, vaivenes de mercado y precios sin control, para seguir usando una energía basada en combustibles fósiles que siguen dañando el planeta y dificultan los objetivos de descarbonización. Y una apuesta segura en la que todos ganan: autosuficiencia, crecimiento económico y social gracias a la generación de empleos en medios rurales y de ingresos seguros para propietarios agrícolas.
La dependencia energética española podría quedar en el pasado si las renovables ganan terreno en el mix anual. De hecho, incluso tenemos la capacidad de convertirnos en exportadores de energía.
Una reforma integral que acelere la transición a energías renovables, limpias, económicas y autosuficientes se hace necesaria para hacer de esta una posible solución a largo plazo. De igual manera, hace falta aumentar la capacidad instalada, la investigación y desarrollo de sistemas de almacenamiento, favoreciendo energías como el hidrogeno verde para dar grandes soluciones al autoconsumo comunitario y al sector movilidad.
Se trata de ampliar la producción nacional y apostar de verdad por el autoabastecimiento de energías sostenibles, asegurando un suministro que incluso nos abra puertas para la comercialización a nuestros socios comunitarios.
El minado de criptomonedas, esencialmente la industria del bitcoin, consume más energía eléctrica al año que países como Suiza, Argentina o Finlandia. Así lo afirma un reciente análisis elaborado por el Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF, por sus siglas en inglés) y difundido por la BBC.
El proceso de minado de criptodivisas consume mucha electricidad. Las máquinas y servidores encargados de minar o extraer los bitcoin se conectan a una gran red de criptomonedas. Su trabajo es verificar cada una de las transacciones hechas por personas que envían o reciben divisas, es un proceso que implica resolver complejos algoritmos y acertijos matemáticos.
A fin de aumentar sus ganancias, los mineros unen cada vez más ordenadores, con el objetivo de aumentar las posibilidad de obtener bitcoins. Y dado que estos equipos trabajan día y noche para completar los rompecabezas, el consumo eléctrico es severamente alto.
Según los investigadores de la universidad, este proceso de minado de bitcoins usa alrededor de 121,36 teravatios/ hora (TWh) de electricidad al año, lo cual origina un récord de consumo que produce un gran impacto en el medioambiente.
Existe una gran diferencia entre la huella del carbono y los altos consumos de energía, entendiéndose como huella de carbono “la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto”, medida con un indicador bajo este nombre.
Según un informe publicado por el sitio especializado en criptos Digiconomist, la huella de carbono de la minería de bitcoins supera los 17.000 kilotoneladas de CO2 al año. Dicha cifra está literalmente muy por encima del consumo anual de dióxido de carbono en 2015 de países como Lituania o Eslovenia, y superior al consumo de CO2 de regiones y comunidades autónomas españolas de Aragón y País Vasco en el mismo año.
Digiconomist también estima que en la actualidad el gasto eléctrico en el proceso de minado de bitcoin supera a países como Dinamarca, Bielorrusia y Bulgaria, y supone más del 15% de Australia, 10% de Reino Unido y más del 25% de Holanda.
Además, si el volumen de transacciones por segundo asciende a 400, lo que equivaldría a sólo una quinta parte de lo que genera Visa, el proceso de minería gastaría 30.582 megawatts de electricidad por mes. Esta cantidad de consumo de energía eléctrica excede el suministro de electricidad de muchos países europeos.
Algunos expertos advierten la necesidad de evitar que continúe esta tendencia alcista en el consumo eléctrico para obtener la moneda. Y es que aunque el sistema de bitcoin es descentralizado, necesita mejorar su mecanismo de recompensa y procesos de minería orientado a ser energéticamente más eficientes para reducir su huella de carbono global.
Nic Carter, fundador de la firma de capital de riesgo especializada en Blockchains Castle, Island Ventures, argumenta que aunque es verdad que la mayor parte de la energía eléctrica que se produce proviene de combustibles fósiles como el carbón, gas o petróleo, también se usan algunas energías renovables (como la eólica, hidroeléctrica o nuclear).
Por ejemplo, en China existen mineros que aprovechan la energía hidroeléctrica excedente en las represas para generar bitcoins. Si no la usaran, esa energía sencillamente se desperdiciaría.
Otro caso proviene de ciertos mineros que capturan el metano quemado o descargado (subproducto generado de la extracción de petróleo) y lo usan para generar la corriente que necesitan sus computadoras.
Un estudio comparativo lanzado recientemente por la Universidad de Cambridge, muestra una estadística sorprendente, mencionando que al día de hoy, el 76% de los mineros de criptomonedas consumen electricidad a través de fuentes de energías renovables como parte de su combinación energética.
El estudio constató que más del 39% de la energía total consumida por las monedas PoW, incluyendo BTC (Bitcoin), ETH (ETHERUM) y BCH (Bitcoin Cash) proviene de fuentes de energías verdes.
Además, identifican a la energía hidroeléctrica como la fuente más común utilizada por los mineros, llegando a casi un 62%. Las fuentes de gas y carbón ocupan el segundo y tercer puesto con 38% y 36%, respectivamente. Otras energías como la eólica, solar y petrolera también son muy comunes para los mineros de criptos.
Por último, el informe divide el consumo de energía por región, señalando que los mineros de Asia, Europa, América latina y América del norte usan un porcentaje igual de energía hidroeléctrica si se compara con la electricidad proveniente de otras fuentes como gas natural, viento y petróleo.
Según el profesor, este modelo “no gasta casi energía” porque no incentiva a derrochar un gran volumen energético en su producción, ya que los mineros trabajan en igualdad de condiciones.
RMI, Energy Web y Alliance for Innovative Regulation anunciaron el pasado octubre de 2021 el acuerdo “Crypto Climate Accord”. Un proyecto creado en base al Acuerdo de París y que busca descarbonizar la industria de minería de criptomonedas en un tiempo récord usando energías 100% limpias.
Entre los objetivos del acuerdo se concentra que todas las Blockchains del mundo funcionen en un 100% con energías renovables para el 2025. Además, lograr cero emisiones de contaminantes en la industria de criptomonedas, junto con las operaciones comerciales fuera de las cadenas de bloques para el 2040.
Hasta ahora, más de 20 individuos y empresas de la industria de monedas digitales, tecnología, energía, finanzas y clima han firmado el acuerdo.
Las claves son cambiar los algoritmos para que se consuma mucha menos energía pues el modelo actual no es escalable y tratar que esa energía sea de origen renobable para reducir en la medida de lo posible su gran impacto en nuestro medio ambiente. Si se implementan esta medidas, el mundo de las monedas digitales dañaría menos el planeta pero es un esfuerzo que se debería abordar a nivel global. Sin duda, la misión es complicada, pues todavía existen muchos estados que a pesar de que realizan muchas transacciones con ellas, siguen sin implementar las medidas necesarias.
Cuando se habla de los biocombustibles no debemos de olvidar el biogás. Compuesto principalmente por CH4 (Metano) entre un 50 y 70% y dióxido de carbono (C02) la mayoria del restante 30 a 50%, el biogás es una indiscutible fuente de energía renovable eficiente. Se obtiene de los residuos ganaderos e industriales, de los desechos de las depuradoras de aguas residuales e inclusive, de los residuos sólidos urbanos.
El biogás tiene la capacidad de generar energía térmica y eléctrica verde sin el uso de fósiles. Además, previene la emisión a la atmosfera de los gases de efecto invernadero, como por ejemplo, el metano que es liberado de forma natural mientras ocurre la descomposición de materias orgánicas.
En lugar de ello, la planta de biogás trabaja en acelerar descomposición de esa biomasa y absorbe el CH4 para poder producir energía. Aplicando este proceso, por cada 100 toneladas diarias de residuos, se podrá evitar la emisión de unas 3000 toneladas de metano al ambiente.
Desglosaremos el proceso de generación de biogás en cuatro pasos:
Además de la industria agraria, industrias ganaderas se pueden autoabastecer y solucionar sus problemas de higiene y malos olores por los excrementos de los animales. Por otro lado, puede reducir los costes de logística y transporte de los residuos urbanos gestionados por el ayuntamiento, obteniendo a su vez luz para centros de salud y la manutención de la calefacción de escuelas.
El biometano es un gas renovable que se obtiene a través del proceso de depuración del biogás. A pesar de tener la misma composición química que el gas natural, la diferencia radica en su origen: uno proviene de los yacimientos de hidrocarburos o del subsuelo, y el otro de un proceso de descomposición natural de los materiales orgánicos.
Cuando el biometano se introduce en los gasoductos locales o se transporta en forma de Gas Natural Comprimido (GNC) habilita la posibilidad de introducirse en los mercados europeos y explotar su rentabilidad.
Según el presidente de la Aebig, el biometano irá obteniendo protagonismo en la sociedad. Las estimaciones en la actualidad, teniendo en consideración los residuos orgánicos urbanos, ganaderos, alimentarios, aguas residuales y agrícolas, podría satisfacer hasta el 65% del consumo doméstico y comercial anual en España. Además, ese potencial iría aumentando a medida que el sector vaya avanzando y transformándose en innovación.
El biogás es una de las energías renovable más desconocidas en España, donde apenas se contabilizan unas 200 plantas, mientras que en el resto de Europa existen mas de 18.000 instalaciones en total funcionamiento, y más de 10.000 de ellas se encuentran construidas en suelo alemán, uno de los países promotores.
Y a pesar de que las renovables producen cerca del 40% de la electricidad en España, el biogás constituye solo el 0,3% (predomina la energía hidroeléctrica y la eólica), todo esto según el balance eléctrico propuesto por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE). Sin embargo, no existe escases de materia prima, ya que España se encuentra en el segundo lugar del ranking europeo en cuanto a densidad agrícola, con mas de 24 millones de hectáreas de superficie ocupadas. El sector porcino abarca un gran 15% del total de la unión europea.
Estos datos solo afirman que el país malgasta su enorme potencial como productor de este magnífico gas renovable, ya que ocupa una posición privilegiada en el sector agroganadero.
Según la Asociación Española del Biogás (Aebig), lo único que se necesita para empezar a escalar en el sector de biogás, es que la administración imponga normativas, incentivos y marcos regulatorios. Por supuesto, la falta de ayudas económicas por parte del estado, carentes desde el 2012 también contribuyen a este retraso.
Por otra parte, también se habla de la falta de un certificado de denominación de origen de este biocombustible. “Si España no se encontrara inmersa en la Unión Europea, el biogás sin duda tendría muchos problemas para poder desarrollarse, pero al formar parte del mercado único podemos exportarlo fácilmente a cualquier país europeo.
Tal vez, esa falta de apoyo institucional comience a cambiar, ya que el Ministerio para la Transición ecológica ha incluido al biogás entre sus marcos estratégicos de energía y clima, dando forma a la denominada “Hoja de Ruta del Biogás”, que pretende fomentar un despliegue máximo en los próximos años.
Finalmente la enorme barrera a la que se enfrentan estos parques europeos de biogás y biometano es el precio. Según el informe de Flotats, Álvaro Feliu y la Fundación Naturgy, denominada “Los gases renovables. Un vector energético Emergente”, el gas natural procede con un precio en el mercado iberoamericano en torno a los 20 EUR/MWhPCS, mientras que el costo promedio de producción del biometano es de 70-80 EUR/MWhPCI
En todo caso, el horizonte es muy claro. Si el objetivo es la descarbonización y la independencia energética del continente, Si se quiere contar con esta fuente de energía limpia, se tendrá que hacer con el biogás lo que Europa hizo con la energía fotovoltaica o la eólica: prestar apoyo económico y legislativo para impulsar su desarrollo hasta que alcance la autosustenibilidad.
La energía solar térmica, también llamada termosolar o termoeléctrica, aprovecha el calor del sol para poder producir electricidad 100% limpia a gran escala. Es una fuente de energía totalmente sostenible, económica y, lo más importante, ilimitada. Existen distintas formas de absorber, almacenar y disponer esta energía, siendo dos de las más importantes las tecnologías de torre central y cilindros parabólicos.
España es uno de los países europeos no desérticos con mayor cantidad de horas de sol al año (entre 2.500 y 3.000 horas). Meses como junio, julio y agosto los más soleados (unas 15 horas de sol al día). Estas ventajas medioambientales suponen una enorme rentabilidad en cuanto a la inversión de plantas termosolares en el país.
Además, según el informe del sistema eléctrico de España realizado por la Red Eléctrica de España (REE) durante el 2020 la energía termosolar generó unos 4.538 MW. Esto representó el 85% de la capacidad máxima que se obtuvo en el 2017 con 5.347 GW/h.
Por su parte, en enero de año 2021, se instalaron unas 50 plantas termosolares, produciendo solo entre ellas unos 2.300 MW. Esta capacidad de producción representa un 0,46% del total de la generación eléctrica a nivel nacional.
La energía fotovoltaica también usa la energía del sol y la transforma en electricidad a través de un dispositivo electrónico semiconductor llamado celda fotovoltaica. En cambio, la energía solar térmica se transporta a través de un portador de calor que, en este caso, suele ser un aceite térmico.
La energía termosolar se produce siguiendo este circuito:
Los colectores pueden ser de distintos tipos. Todo dependerá de la temperatura que recolecten o la funcionalidad y/o forma que posean.
Esta forma de generar energía a gran escala es similar al de las centrales térmicas que emplean carbón o las plantas nucleares que utilizan átomos de uranio como fuentes de electricidad, pero, en el caso de la termosolar, esta se obtiene de una forma más eficiente y limpia que las antes nombradas pues ni consumen combustible ni generan ningún tipo de residuos.
Las plantas de energía térmica tienen la capacidad de producir electricidad sin emisiones contaminantes, gracias al recurso inagotable de los rayos del sol. Los principales beneficios de este tipo de tecnología frente a las convencionales son:
Las compañías españolas se encuentran presentes en más de las tres cuartas partes de los proyectos mundiales, con 49 plantas termosolares operativas que generan en total unos 2,3 GW de potencia. España se encuentra como líder mundial en cuanto a capacidades tecnológicas en energía termosolar, transformándose así en un éxito de exportación de tecnología.
Además, existen posibilidades de ampliar las plantas existentes para distribuir más energía renovable nocturna y así superar el 35% actual de generación de renovable tras la puesta de sol.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) presenta una hoja de ruta para la descarbonización total del país, apoyándose en el despliegue de la eficiencia energética y las energías renovables. Para la termosolar, se contempla añadir unos 5.000 MW hasta 2030, lo que permitiría contar con unos 7.303 MW de esta tecnología al final de los próximos 10 años, el triple de la capacidad actual.
Y a pesar de que hoy en día la potencia instalada se encuentra aún estancada desde el año 2013 y el PNIEC sigue pendiente de aprobación, el panorama es más que favorable para la termosolar, ya que, por ejemplo:
Tomando en cuenta los datos del mencionado informe de PWC, es muy fácil imaginar que agregar 5.000 nuevos megavatios de energía termosolar a lo largo de la presente década, sin duda, multiplicara los beneficios. En concreto, esa nueva potencia impactaría sobre el PIB colocándolo en 45.587 millones de euros y generaría más de 360 mil empleos.
Por otro lado, la construcción y gestión de las nuevas plantas le permitiría a la hacienda pública recaudar entre 2021 y 2030 más de 3.333 millones de euros. Sin duda se trata de una alternativa energética muy favorable.
La descarbonización, la reducción de las emisiones y la minimización del uso de los combustibles fósiles son los 3 objetivos principales para reducir el impacto medioambiental y mejorar la calidad del aire en los nucleos urbanos. Para alcanzar esta meta, es imperativo combinar energías renovables más competitivas, como la fotovoltaica, la eólica o la hidráulica, en instalaciones híbridas y con sistemas de almacenamiento. De esta manera, se podrá suministrar eficazmente energías mucho más limpias a la población general.
Proyectos y tratados internacionales como el Acuerdo de París, el protocolo de Kioto o el Green Deal, además de iniciativas nacionales como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) siguen un plan a nivel global que pretende transformar la actividad económica europea. Sus intenciones también incluyen modernizar la sociedad, comenzando por disminuir las emisiones de gases invernadero de la UE en un 55% para el año 2030. Además, la meta principal es alargar este proceso hasta alcanzar una emisión de gases casi nula para el 2050.
Sin duda, todos estos planes ejercen una gran presión sobre gobiernos y empresas, incentivado su transitar hacia fuentes renovables. Hoy en día, ya contamos con procesos revolucionarios y cada vez mas populares de generación limpia de energía, como la hibridación.
Este innovador proceso consiste en la generación de energía eléctrica a través de la combinación de dos o más fuentes de origen renovable en una misma ubicación, compartiendo siempre el mismo punto de conexión a la red.
De esta forma, una planta de generación de energía hibrida puede abastecerse, por ejemplo, de la energía fotovoltaica de día y de energía eólica cuando el el viento lo permite, facilitando así un suministro más eficiente y equilibrado. De hecho, la combinación de estas dos energías ha demostrado ser una de las formas más eficientes (70% de eficacia) para suministrar energía limpia.
El sistema de hibridación cuenta con dos fuentes de energías. Las placas fotovoltaicas, las cuales generan energía eléctrica a partir del sol y el inversor, que almacena la energía en las baterías y convierte la corriente continua en alterna para poder ser utilizada.
A parte de las placas fotovoltaicas, el sistema híbrido puede tener otra fuente de energía. Una de las mas habituales utilizadas es la eólica. Cuando la energía que aporta el sol no es suficiente, el sistema híbrido usará el viento como recurso para generar energía.
El inversor es una parte primordial en una instalación fotovoltaica, ya que es un elemento que tiene la capacidad de gestionar la energía proviniente de diversos sistemas. Por una parte, las energías que generan todas las placas solares y, por otro lado, la que se encuentra almacenada en la red eléctrica en la que se encuentre ese sistema conectado o en las baterías, si fuera necesario.
Al ser un desarrollo muy reciente la generación de electricidad a partir de la hibridación de renovables, las regulaciones especificas todavía son escasas en casi todo el planeta. La India, por ejemplo, se ha planteado alcanzar 100 GW de energía solar y 60 GW eólicos para el año 2022. Es uno de los países pioneros en este aspecto al contar desde el año 2017 con políticas específicas destinadas a implementar un marco para la estimulación de grandes sistemas híbridos eólicos-fotovoltaicos.
Internacionalmente hablando, los principales requerimientos de los desarrolladores a los organismos reguladores a fin de obtener el máximo rendimiento a la hibridación son:
A pesar de que las instalaciones que usan sistemas híbridos otorgan beneficios tanto para la electricidad del sistema como para el generador, quedan aún retos a superar.
A nivel económico, social y medioambiental, la hibridación de energías renovables representa una solución tecnológica que no solo facilitaría de forma eficiente la integración y expansión masiva de renovables en el sistema, también permitiría a las grandes compañías eléctricas maximizar el uso de los permisos de acceso a la red y a sus lugares de conexión.
La hibridación de renovables además aporta soluciones a grandes problemas relacionados a la energía, como el descrecimiento de las sobrecargas en la red y la reducción del impacto medioambiental al reutilizar las infraestructuras y las ubicaciones ya existentes.