De las muchas alternativas energéticas sostenibles, la solar es de las principales en cuanto a potencial como fuente limpia para el futuro. Las grandes consecuencias del cambio climático exigen cada día más y mejores opciones para dejar de lado las energías fósiles convencionales.
Aunque la adopción de energía fotovoltaica se lleva a cabo de manera convencional en tejados y granjas solares, todavía quedan muchas oportunidades que explorar. Y estas se han venido estudiando y expandiendo a gran velocidad durante la última década.
Foto: Universidad Autónoma de Sinaloa
En la búsqueda de estas iniciativas, se ha logrado un significativo avance para la tecnología actual de las células solares: las placas solares transparente. Esta creación nos deja un paso más cerca de ese futuro libre de emisiones prometido a las próximas generaciones que esperan poder disfrutar de energía libre de contaminación para sus pulmones y el planeta.
Las placas solares transparentes o vidrios fotovoltaicos son laminares de cristal recubiertos con una película fotosensible hecha de una mezcla de materiales orgánicos (carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno), capaces de convertir la energía solar en electricidad.
Estos dispositivos de alta potencia son una invención en progreso que no pretende reemplazar el logro de los paneles solares. Por el contrario, su intención es complementar la labor de estos últimos en la generación de energía. El trabajo en conjunto de ambos instrumentos logrará una mayor eficiencia energética para este género sustentable.
La idea que parecía lejana se acerca cada vez más a la realidad. Investigadores de la Universidad de Michigan han creado paneles solares 100% transparentes. Estos tienen la capacidad de absorber la luz ultravioleta y luces infrarrojas, para acumularla en las células solares fotovoltaicas y luego transformarlas en electricidad. Todo esto mientras reduce el reflejo y el calor en el interior sin afectar la estética.
Los paneles que todos conocemos, los convencionales, están fabricados de silicio o arseniuro de galio, y son capaces de transformar la radiación solar en electricidad con una eficiencia entre el 15 y el 22%.
Los paneles transparentes tienen una cobertura que puede ser de "tipo húmedo" (basadas en solución) o "tipo seco" (compuestas por semiconductores de óxido metálico), siendo esta última más fiable, ecológica y rentable.
Con los de diseño orgánico se ha logrado una eficiencia de 8,1% y un 43,3% de transparencia, y un aspecto similar al del vidrio de las gafas de sol o las ventanas de los coches por su tonalidad verde grisácea.
Mientras que modelos fabricados con electrodo de óxido de indio y estaño mejoraron su eficiencia y transparencia tras usar un electrodo de plata, alcanzando un 10,8% y un 45,8 respectivamente. Sin embargo, la tonalidad verdosa puede no ser agradable para ciertas aplicaciones.
Investigadores del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL), de la Universidad de Michigan, de la MIT y de la Universidad Nacional de Incheon de la República de Corea, trabajan en sus diferentes versiones de paneles transparentes con un mismo fin: aumentar su eficiencia y durabilidad.
El objetivo es alcanzar una eficiencia de utilización de la luz del 7% (actualmente va de 2 a 5%) y extender la vida útil de la célula a aproximadamente 10 años.
En cuanto a las aplicaciones potenciales, las posibilidades son muy extensas. Podrían estar en todo lo que te rodea, incluidas todas tus ventanas, y no lo sabrías. Algún día, podrían instalarse en objetos cotidianos en el entorno urbano sin afectarlo en lo absoluto (edificios de vidrio, automóviles eléctricos, teléfonos inteligentes y sensores), transformando superficies en todas partes en sistemas de recolección de energía de bajo costo.
La aplicación con mayor potencial para los paneles solares transparentes esta sin duda en los edificios comerciales, particularmente los de gran altura. Estos están cubiertos con ventanas, estructuras que comúnmente aportan la menor eficiencia energética a dichas construcciones. Además, se enfrentan a otro gran desafío: los edificios no tienen suficiente espacio en el techo para instalaciones fotovoltaicas.
Las ventanas de un rascacielos, por ejemplo, proporcionan una vasta área vertical directamente expuesta a la brillante luz del sol de la mañana y de la tarde. Poner paneles solares transparentes en cada ventana que permitiría aprovechar las horas de luz, ayudando a que los edificios se conviertan en generadores de energía. Así, incrementan su contribución a la red energética sin cambiar su apariencia.
De hecho, Richard Lunt, profesor asociado de Ingeniería Química y Ciencia de Materiales de la Universidad de Michigan State, considera que:
Hasta el 40% de la demanda anual de energía de un país como Estados Unidos podría estar cubierta por las ventanas eficientes, es decir, por placas solares transparentes ubicadas en los vidrios de las viviendas.
Ciudades como Nueva York, Pekín, Abu Dabi, Doha y Singapur se disputan el liderazgo de los rascacielos más altos, con diseño arquitectónico innovador y cada vez más sostenibles. Así que esta alternativa podría ayudarlas a hacer que sus majestuosas edificaciones sean además generadores de energías renovables.
El sector automovilístico, específicamente los vehículos eléctricos sería la segunda gran opción de aplicación de las células fotovoltaicas transparentes. La instalación de las mismas en las ventanillas de cada coche implicaría un aumento en su autonomía, permitiéndoles aprovechar o almacenar en sus baterías la energía generada (que es hasta ahora uno de los mayores retos a superar para conseguir una implantación masiva). Si bien los paneles transparentes no serían su fuente de energía principal, se estima que sí podrían ser una opción complementaria muy interesante, pues además de conseguir esa mayor autonomía reduciría los costos en electricidad y las emisiones de generarla.
Un estudio reciente ha demostrado que es viable la adición de células solares orgánicas semitransparentes (ST-OSC) a una estructura de invernadero. Estos permiten llevar a cabo el cultivo de plantas y la generación de electricidad de manera simultánea, reduciendo la demanda de energía del invernadero sin incidir el crecimiento o la salud de las plantas.
Las plantas no usan todas las longitudes de onda de la luz para la fotosíntesis. Por eso, surge la idea de crear células solares orgánicas semitransparentes que absorban las longitudes de onda de luz que las plantas no necesitan, e incorporarlas en los invernaderos.
Esta alternativa de cultivo fue evaluada haciendo crecer la lechuga de hoja roja en cámaras de invernadero durante 30 días bajo las mismas condiciones, variando la luz. Los investigadores evaluaron las respuestas de las plantas a los diferentes tipos de luz y no pudieron observar ninguna diferencia significativa entre el grupo de control y los grupos experimentales ni tampoco aplicando los diferentes filtros.
Conviene remarcar que no hay oposición a esta alternativa, y que realmente, el único reto a solucionar es el factor económico que implica su implementación. Sin embargo, dicha inversión como ocurre con otras renovables se amortice en el tiempo con la generación de energía limpia y el ahorro consiguiente, y es seguro que su eficiencia y costo continuará mejorando
El trabajo para optimizar los paneles solares transparentes continúa. Desde distintos laboratorios de todo el mundo se está transformando la energía a través de la investigación y el desarrollo de esta brillante invención. Y aunque ya contamos con prototipos en laboratorio que demuestran su viabilidad, todavía no está listo para su fabricación masiva y venta lo cual se espera que empecemos a ver dentro de unos dos años.
Si bien esta tecnología no salvará el planeta ni proporcionará toda la energía libre de emisiones que necesita, es una parte innovadora y creativa más de la solución global. Sus mayores atractivos son que se puede agregar a estructuras vehículos y maquinaria ya existente y que por tanto no requerirá dedicar áreas adicionales a la recolección de energía solar. Son las muchas superficies transparentes que nos rodean.
El agua es un elemento imprescindible para la supervivencia de los seres vivos de nuestro planeta. Además, es primordial para el desarrollo socioeconómico, la producción de alimentos, de energía y para el correcto desarrollo de todos los ecosistemas.
El agua es el vínculo entre la sociedad y el medioambiente, y es el vehículo que nos conduce por el camino de la adaptación y la compresión del cambio climático
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A medida que la población mundial aumenta, las demandas comerciales de este invaluable recurso se disparan a niveles nunca antes vistos, esto debido a la imperiosa necesidad que existe de cubrir las necesidades sanitarias y de consumo, ambas vitales para la disminución del número de enfermedades, mejorar la salud y la educación e incrementar la productividad económica de la región.
Según algunos datos interesantes mencionados en un artículo publicado por la organización española Fundación Aquae, en la Tierra solo el 2.5% del agua total es dulce. Y, de esa cantidad, el 0.5% están en depósitos subterráneos y el 0.01% se encuentran en ríos y lagos. Esta cantidad decrece año tras año debido a la contaminación ambiental e industrial existente.
Según sus datos, más de 1100 millones de personas en el mundo no cuentan con accesos directos a fuentes de agua potable, por lo que sufren de deshidratación, estrés hídrico, enfermedades diarreicas y para muchos es una causa de muerte.
También se prevé que para el año 2025, al menos 2000 millones de personas vivirán en localidades donde la escasez del agua será total y que la cantidad de agua que necesita una persona cada año para garantizarse una vida sana y totalmente higiénica estará muy por debajo de la cifra aconsejada (500 metros cúbicos).
Por estas razones entre otras, es que profesionales, gobiernos y organizaciones a nivel mundial se han puesto en marcha para desarrollar iniciativas, estrategias o sistemas que contribuyan a resolver esta reto permanente.
Pero no solo eso, sino que además entienden que la única manera de abastecernos de este vital liquido es creando procesos totalmente eficientes, amigables con el medio ambiente y sostenibles a través del tiempo. A continuación citamos algunos Ejemplos:
En abril del 2020, investigadores de la Universidad de Rochester en los Estados Unidos dieron a conocer un proyecto novedoso, que consistía en el diseño y creación de un panel realizado con un nuevo material de aluminio súper ligero y absorbente. Este tendría la capacidad de concentrar eficientemente la energía solar y usarla para evaporar el agua contaminada y transformarla en potable.
Para la creación de este panel, los científicos crearon una tecnología de procesamiento laser que permite convertir el aluminio normal en un material negro, dotándolo de una mayor absorción y logrando a su vez que por su capilaridad el agua pueda extenderse en contra de la gravedad, desplazándose hacia arriba.
Después de esto, los investigadores tomaron el panel y lo implementaron en un sistema de purificación solar de agua. Los resultados finales obtenidos fueron publicados en la revista Nature Sustainability
El panel es sumergido en agua en un ángulo exacto que le permita estar de frente al sol, este crea una delgada cinta de agua que va hacia arriba sobre la superficie del aluminio.
Mientras todo esto sucede, la superficie de color negro oscuro retiene casi el 100% de la energía del sol, la cual se usa para calentar el agua de forma eficaz. Finalmente, las estructuras que se encuentran en la superficie absorbente modifican los enlaces moleculares del agua, favoreciendo el proceso de evaporación y la liberación de agentes contaminantes.
A través de distintas pruebas, el equipo encontró que el panel tenía la capacidad de reducir ciertos contaminantes como los detergentes, orina, metales pesados, glicerina y colorantes a niveles tan altos que permitían que el agua fuese más pura y segura para beber.
Un equipo de investigación representado por científicos de varios países ha encontrado la forma de potabilizar el agua de mar en tan solo 30 minutos gracias a la luz solar. Es un proceso mejor que el de las plantas desalinizadoras actuales y podría suministrar agua potable a millones de personas de todo el planeta.
Tal y como fue publicado en Nature Sustainability, para convertir el agua de mar en potable se utilizó un material orgánico extremadamente poroso y absorbente compuesto por iones metálicos inorgánicos con polímeros orgánicos llamado MOF (Metal-Organic Framework, por sus siglas en ingles).
Los investigadores crearon este MOF específico denominado PSP-MIL-53 para poder llevar a cabo el proceso de purificación de agua salada. En contacto con el agua salada y la luz solar, este material es capaz de producir 139,5 litros de agua dulce por Kg de MOF al día, destacando que el proceso de purificación no toma más de 30 minutos.
El agua de mar se traslada a través de un tubo de vidrio que se encuentra cubierto con una delgada lamina de aluminio. Durante el proceso denominado “desalinización por absorción”, el filtro PSP-MIL-53 absorbe las sales que se encuentran en el agua y luego se coloca bajo la luz del sol para poder regenerarse.
La Organización Mundial de la Salud dictaminó que para que un agua potable sea de buena calidad, esta debe tener un total de sólidos disueltos (TDS) menor a 600mg/litro.
Los investigadores que crearon este tipo de proceso desalinizador lograron alcanzar un TDS de menos de 500mg/litro en el periodo de tiempo prometido y además, el filtro MOF se puede regenerar para su reutilización bajo la luz solar en tan solo 4 minutos.
El Profesor Wang, integrante del departamento de Ingeniería química de la Universidad de Monash en Australia, sale en defensa de la desalinización, mencionando que es una opción totalmente viable para solucionar los escases de agua dulce del mundo, y además, es totalmente sustentable ya que se utiliza la luz solar para reciclar el material, sin generar ningún tipo de residuo.
Murcia dicta cátedra sobre potabilización de agua con alternativas solares. En la comunidad autónoma recientemente se instalaron plantas fotovoltaicas en once depuradoras de aguas negras para impulsa el ahorro energético y reducir las emisiones de CO2.
Dichas plantas tendrán la capacidad de producir 1.800 MW anualmente para autoconsumo, lo que equivale al gasto de electricidad anual de 520 hogares y un ahorro energético del 22% consumida por fuentes tradicionales.
Estas obras se realizaron durante el segundo semestre del año anterior y contaron con una inversión inicial de 2,5 millones para instalar varios paneles solares dentro de los 10.000 metros cuadrados de donde se encuentran las distintas depuradoras.
Los paneles están compuestos por algunos módulos fotovoltaicos y sostenidos por estructuras de aluminio conectados a un sistema que permite la conversión de energía eléctrica continua a corriente alterna. De esta manera, se dejan de emitir unas 1.000 toneladas de CO2 al ambiente.
España ha sido actor importante en la consecución de alternativas que ayuden a purificar el agua a través de energías renovables. Si bien el ejemplo de Murcia es más reciente, en años anteriores se han desarrollado sistemas que impulsan estas iniciativas.
En 2017, un grupo de científicos de la Universidad de Alicante lograron diseñar un sistema de desalación y potabilización de agua completamente autónomo y dependiente de energía solar, que puede aplicarse en las zonas que se encuentren más aisladas de la red eléctrica. La función de esta tecnología portátil era quitar la salinidad del agua, y al ser alimentado por energía solar, el proceso no emite CO2.
Además, es capaz de adaptarse a aguas de distintas procedencias: mar, plantas depuradoras o procesos industriales. El equipo se usaría para la obtención de agua de buena calidad aptas para el consumo humano, baldeo, riego o cualquier otra necesidad presente en los sitios que carecen de conexión a una red eléctrica o donde haya ocurrido un desastre natural.
La potabilización del agua usando energías renobables es ya una realidad que permite convertir tanto el agua contaminada como la de mar en apta para el consumo humano. Si conseguimos escalarlas, estas podrían ser una solución eficaz a futuro para garantizar el constante acceso a este recurso a cientos de miles de personas en el mundo.
A pesar de que es esperanzador que año tras años se creen más tecnologías que potencien esta opción, es también importante y necesario que cada persona en el mundo de un tome conciencia de este problema y transforme los malos hábitos cotidianos en otros más saludables que ayuden al planeta y a la población mundial, como:
Son muchas las maneras que existen para colaborar, hacerle cara al cambio climático y cuidar nuestros recursos.
Con el estilo de vida actual, nuestra sodiedad demanda cada día más y más vatios de energía para poder seguir creciendo. Estimaciones proporcionadas por la Agencia Internacional de la Energía (IEA), hablan de un gran aumento de la demanda energética global de entre un 25% a un 30% de aquí al 2040.
Sin embargo, la descarbonización mundial alteraría dichos planes, proponiéndonos un mundo radicalmente distinto de cara al 2050: más eficiente, sostenible y accesible, e impulsado por fuentes totalmente limpias como el hidrógeno verde.
Este elemento posee un gran potencial energético, es un combustible universal, ligero y muy reactivo que puede ser almacenado y/o comprimido para usarlo en sectores tan dispares, como la minería, la fabricación de acero, o el transporte entre otros muchos.
Este gas se obtiene a través de la aplicación de un proceso químico conocido como electrolisis, donde el hidrógeno es separado del oxígeno que existe en el agua. Para este proceso se requiere el uso de energía eléctrica que, si proviene de una fuente renovable, permitirá obtener este elemento sin emisiones de CO2 en el proceso.
Este método (hidrógeno verde), apunta la AIE, ayudaría a ahorrar unos 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se producen cuando este gas se origina a partir de combustible fósiles (hidrógeno gris). Este reemplazo a nivel mundial significaría 3000 TWh renovables adicionales al año, número similar a la demanda eléctrica actual de Europa.
El hidrógeno tiene el potencial de convertirse en el sustituto de los combustibles fósiles actuales, es el más abundante del planeta y la demanda actual es de más de 70 millones de toneladas por año.
El suministro de hidrógeno a sectores industriales es ahora el negocio más rentable que existe. La demanda de hidrógeno se triplicado desde 1975, y continua en aumento. En su totalidad es abastecida por combustibles fósiles, con un 2% del carbón y un 6% del gas natural mundial destinados a la producción de hidrógeno.
El hidrógeno verde representa una excelente oportunidad para Europa que ya tiene entre sus planes producir hidrógeno de aquí a diez años con una inversión no menor a 30.000 millones de euros.
España debe entrar al juego por el hidrógeno, ya que gracias a su fortaleza en el campo de las energías limpias que posee, podría convertirse en una gran potencia exportadora y dejar la dependencia energética extranjera a un lado.
Las ventajas del hidrógeno son muchas. Entre ellas cabe destacar las siguientes:
Al poder ser obtenido a partir de fuentes eléctricas de orígenes renovables, como la fotovoltaica o la eólica, es 100% sostenible. Además, durante su generación no se emiten CO2 a la atmosfera, un proceso completamente amigable con el medio ambiente.
Desde hace años, diversos sectores industriales como el del acero, el petroquímico o de los fertilizantes utilizan hidrógeno, pero este tipo de hidrógeno es el denominado “hidrógeno marrón”. Hasta el día de hoy, este tipo de H2 continúa emitiendo una gran cantidad dióxido de carbono durante su producción.
El hidrógeno verde brindaría la oportunidad de descarbonizar todos aquellos sectores que poseen más emisiones. Hasta ahora, el proyecto con mayor potencial en España es el que desarrollan Iberdrola y Fertiberia, cuya inversión de 150 millones de euros permitirá la construcción de la planta de hidrógeno verde para uso industrial más grande de Europa. Se prevé que entrará en funcionamiento en el 2021.
Al ser fácilmente transportado y/o almacenado, el hidrógeno verde puede emplearse en el consumo comercial y doméstico, sirviendo como sustituto de los actuales y contaminantes combustibles fósiles usados para proporcionar calefacción, agua caliente o electricidad.
Los hogares y los comercios que cuenten con fuentes de energía limpia como los paneles solares podrán ahorrar en costos, cuidar al medio ambiente y almacenar los excedentes, todo esto al mismo tiempo.
Uno de los puntos más favorables del hidrógeno verde frente a otras fuentes energéticas es que, a diferencia de la electricidad, este elemento se puede almacenar durante años y se puede fácilmente transportar.
Según declaraciones del director de la fundación del Hidrógeno de Aragón, Fernando Palacio:
“Es un complemento ideal para las energías renovables que dependen única y exclusivamente de recursos intermitentes, como el sol o el viento… Además, los tanques de hidrógeno comprimido tienen la capacidad de almacenar energía durante mucho tiempo y pueden evitar las pérdidas de excedentes de energía que producen las fuentes renovables”.
El hidrógeno vendría siendo el elemento más efectivo para aplicarse en el sector del transporte. Los autos eléctricos que posean celdas de combustible de hidrógeno (FCEV) ayudarían a reducir notablemente la contaminación del aire, ya que al igual que los autos eléctricos de batería (BEV), no producirían gases contaminantes.
Hoy en día, se pueden encontrar en el mercado coches de combustibles alternativos que utilizan esta tecnología, destacando que su reabastecimiento es mucho más rápido de recargar que un coche a baterías.
En medios de transporte de gran tamaño como buses o aviones, el hidrógeno también puede participar. En comparación con las baterías eléctricas, es más ligero y más eficiente a la hora de alimentar un motor eléctrico.
Empresas europeas del consorcio H2Bus trabajaron para desplegar una flota de más de 1000 buses eléctricos de celda de hidrógeno para el 2023. Además, tienen previsto instalar, centros de recargas de hidrógeno en cada una de las ciudades donde operan para hacerlos una alternativa más competitiva.
Para obtener electricidad a partir del hidrógeno verde, se debe realizar un proceso inverso al que se utiliza para la obtención de este. Para ello, se estimula la reacción del hidrógeno con el oxígeno, obteniendo así electricidad y agua. La pila de combustible de hidrogeno es el dispositivo electroquímico encargado de realizar este tipo de reacción.
Una de las primeras aplicaciones en la práctica de estas pilas fue realizada en naves espaciales. Aquí sirvió como fuente de energía eléctrica y, además, el agua que se obtuvo durante el proceso pudo usarse para enfriar los sistemas de la nave y para consumo humano.
La electricidad que se genera con las pilas de combustible es 100% limpia, y además se obtiene agua potable.
Las mayores limitaciones de ciertas energías renovables es que su generación está anclada a parámetros meteorológicos. Esto conlleva a que estos recursos energéticos renovables no tengan la capacidad de garantizar la producción en determinadas ocasiones.
Una de las mejores maneras de aprovechar estas energías es utilizando su excedente para producir hidrógeno. Luego, ese hidrógeno puede emplearse para generar electricidad cuando las fuentes renovables no pueden hacerlo.
Otra forma de aprovechar el hidrógeno obtenido seria venderlo directamente a otras industrias que lo necesitan como combustible para sus instalaciones o maquinarias.
Según especialistas de la Unidad de Innovación Abierta del Centro Nacional del Hidrógeno:
“España tiene un enorme potencial, ya que cuenta con un gran recurso solar, un gran recurso eólico, porque poseemos una enorme cantidad de agua y porque hay una meta trazada por el gobierno en cuanto a descarbonizar a todo el país, en la que se estima alcanzar para el 2050 un sistema eléctrico 100% renovable”
A pesar de la invaluable ventaja que trae consigo la protección al medio ambiente, dentro de algunos años el hidrógeno verde supondría para las empresas españolas una ventana de oportunidades de negocios a través de su producción, almacenamiento y venta internacional de los excedentes.
Si España es capaz de producir inagotablemente este recurso en todo el territorio, no solo estaría otorgándole más actividad económica al sector, también impulsaría un proceso de reindustrialización en el seno empresarial español.
A pesar de que aún se encuentra en su etapa inicial, este elemento se asoma como el candidato perfecto para la transformación económica, climática y energética de Europa y del mundo. Cada año más y más compañías participan directamente con este potencial elemento, haciéndolo crecer a un ritmo increíble.
La unión europea ya posee una comisión que junto con 14 estados miembros trabajaran con el hidrógeno verde para los próximos años, en un intento por apoyar la recuperación económica del sector y luchar contra el cambio climático del mundo.
Su objetivo es aumentar la generación de energía basada en el hidrógeno verde por etapas, a 6 GW para 2024 y 40 GW para el 2030. Ellos estiman que para el 2050, se hará una inversión de entre 180.000 a 470.000 millones de euros.
A pesar de que la producción de hidrógeno verde a través del proceso de electrolisis del agua en combinación con la electricidad emanada de fuentes de energías renovables no es rentable, (2,5 a 5,5 euros por kilo, versus 1,5 euros), Bruselas resalta que los costos están disminuyendo notablemente, gracias a la caída de un 60% de los electrolizadores en los últimos 10 años y se espera que se reduzca a la mitad de aquí al 2030 debido a las economías a escala.
Además, afirman que en aquellas regiones de la UE en donde la electricidad renovable es más barata, los electrolizadores podrían competir con el hidrógeno generado por combustibles fósiles en el 2030, haciendo que su producción limpia sea mucho más rentable.
A futuro el hidrógeno permitirá deshacernos de los combustibles fósiles y de sus efectos contaminantes para nuestro planeta, ya que se estaría obteniendo un combustible totalmente limpio, creado a través de recursos naturales.
A pesar de que actualmente su coste de su producción es un poco elevado. España se encuentra en una posicion ventajosa para producir hidrógeno verde para uso industrial, comercial o doméstico, gracias a sus grandes parques de energías renovables en todo su territorio. Además, esto conllevaría reducir la actual dependencia energética que nos obliga, en la actualidad, a importar gas natural y petróleo.
El cambio climático y el medio ambiente son temas de actualidad y gran relevancia a nivel global. Pasaron de ser un constante reclamo general de científicos y organizaciones sociales, a considerarse una prioridad actual y parte indispensable de las agendas política, económica y empresarial de la mayoría de gobiernos.
Este auge provocó que diversos países se unieran en el “Acuerdo de París de 2015”. En este se plantea trabajar desde el 2020 en hacer realidad una transición energética y establecer cimientos para una económica totalmente descarbonizada de cara al 2030.
La UE ha asumido un papel de liderazgo y un gran compromiso en esta lucha. A través del protocolo de Kioto, esta región fijó ciertos objetivos históricos:
Según un reporte presentado por el Consejo Europeo, estos objetivos se han cumplido con creces, y además pronostican que para el año 2030 las emisiones de CO2 se reduzcan en un 40%:
“La UE ha podido superar estos objetivos. Para 2018, las emisiones de gases de efecto invernadero se habían reducido en un 23 % en total, tres puntos por encima del objetivo inicial que era de unos 20 %”
Siendo muy optimistas y con los objetivos previos cumplidos, este año arrancó una década con objetivos totalmente renovados. Es un largo camino que tendrá la mirada puesta en el año 2030 y 2050. La UE tiene previsto reducir las emisiones de CO2 un 40% más para los próximos 10 años, así como también aumentar en un 32% las cuotas de energías renovables.
Además, se ha empezado a trabajar en el nuevo proyecto denominado “El Pacto Verde”, su objetivo es alcanzar una economía totalmente descarbonizada con una estrategia energética que se centre 100% en las renovables para el año 2050.
¿Cómo formaría parte España en este gran cambio? Según el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) recibido por la comisión europea el pasado febrero del 2020, se establece una ruta muy clara en la política energética para los próximos 10 años. Según Alberto Martin, responsable en España del sector Energía y Recursos Naturales de KPMG:
“España ya cuenta con un gran nivel de descarbonización en la actualidad, por lo cual se vería perfectamente integrada a esta nueva estrategia europea”.
Al analizar el PNIEC, se puede observar cómo las renovables se convertirán en el pilar fundamental de la descarbonización global. Y considerando que la situación geográfica de España favorece considerablemente su producción e implementación, debido al gran nivel de sol, viento y vastas extensiones de terrenos poco habitados en el interior de la península, se concluye que este país se encuentra altamente preparado para incrementar el uso de las energías verdes.
Por otra parte, un 35% de la energía eléctrica española es generada a través de las renovables. Y esta cuota incrementará poco a poco, hasta representar el 35% de la energía total consumida y el 70% del sistema eléctrico para el 2030.
El PNIEC procura instalar al menos 3000 MW renovables al año. Por esto y más, España tiene el gran potencial de ser uno de los protagonistas clave en este gran proceso de descarbonización y dependencia renovable por el que tanto se viene luchando en los últimos años.
En el camino hacia toda transición siempre existirán retos a enfrentar y superar para lograr los objetivos. Según Rory McCarthy, analista principal de almacenamiento de energía, para lograr una descarbonización absoluta se deben trabajar en estos 4 desafíos:
El hidrógeno es un elemento muy relevante y prometedor en el camino de la transición energética. Hoy en día es muy usado como combustible de complementación, en producción de energía o como desplazador de otros sectores que son muy difíciles de descarbonizar, como el del calor industrial.
Técnicamente se producen más de 100 millones de toneladas anualmente a nivel mundial. A pesar de esto, actualmente un 99,6% de esa producción proviene de fuentes intensivas de carbono. El hidrógeno gris, generado a través de la reforma del gas natural, constituye la mayor parte. Seguidamente está el hidrógeno marrón, proveniente de los gases del carbono.
El hidrógeno verde y azul, adquirido a partir de las tecnologías bajas y limpias (no poseen carbono), actualmente representan una minúscula parte. Sin duda, al hidrógeno aún le queda un camino largo por recorrer y poder cumplir con todas las expectativas.
El mercado del hidrógeno verde (HV) está lleno de productores con volúmenes pequeños y débiles. Incluso estos, no empezaron a surgir hasta el año 2017, cuando se estableció el Consejo Del Hidrógeno. Hasta ahora, ningún país ha mostradoun gran compromiso por invertir en este potencial elemento.
Si hablamos de la oferta y la demanda, el mercado del hidrógeno aún no está listo para cumplir con los objetivos establecidos en el “Pacto Verde” y otras estrategias regionales. Pero eso no quiere decir que el hidrógeno verde no sea una parte importante de la solución.
Según la cartera de proyectos realizada por McCarthy, se verá un claro crecimiento exponencial de la capacidad instalada de este elemento de cara al 2040. Distintos sectores de uso final y de distribución geográfica muestran que el hidrógeno verde irá tomando un impulso de corto a medio plazo. Pero para conseguir una transición energética absoluta, será necesario una gran inversión y un apoyo político más firme y directo.
La generación eléctrica es uno de los sectores que más emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) produce. Lograr un sistema eléctrico 100% descarbonizado o renovable sería un importante avance, pero permitiría disminuir tan solo un 13,5% las emisiones totales.
A pesar de esto, el rol de la generación eléctrica sigue siendo el eje central, ya que es la base en donde se empezará a construir la descarbonización total de todo el sistema energético. Por eso, es imprescindible que nuestros consumos de energía sean descarbonizados, y para ello hay dos vías fundamentales:
Finalmente, para descarbonizar el resto de los sectores se tendrá que aumentar drásticamente la generación eléctrica. Además, se necesitará aumentar de manera muy superior a la actual la capacidad de generación en renovables durante las próximas décadas para que esta energía llegue a sectores que actualmente no se encuentran electrificados ni directa ni indirectamente.
Para ello no solo no basta con producir electricidad, implantar tecnologías e infraestructuras adecuadas que ayuden a incentivar este cambio. Se necesita que la electrificación sea económicamente viable y que el precio de la electricidad sea altamente competitivo frente a los combustibles fósiles.
Existen 5 metales claves para la transición energética: cobre, aluminio, litio cobalto y níquel. Son recursos esenciales presentes en los vehículos eléctricos, en el almacenamiento de baterías, en la generación de energía eólica y solar, y en la transmisión eléctrica. Si no se cuenta con un suministro económico, confiable y sostenible en el tiempo de estos metales, el ritmo de dicha transición se ralentizará profundamente.
La demanda de metales se verá disparada durante las próximas dos décadas. Cubrir las necesidades básicas de estos materiales, encontrar a los inversores adecuados y la explotación de nuevos yacimientos, se vuelve año a año más compleja a medida que aumentan los riesgos en la superficie. Esta es solo una parte del reto de la transición energética para la industria de la minería y metales.
Además, se necesitan alrededor de un billón de dólares de inversión para su producción en masa e implementación. Y esto representaría casi el doble de inversión con respecto a los 15 años anteriores. Por ello, será más que relevante realizar cambios profundos en las tecnologías de las fuentes de energía y en las mineras. Productores y gobiernos deben trabajar en conjunto para encontrar la manera más viable de superar dichas barreras para poder seguir avanzando.
Posiblemente, España y el resto del mundo lograrán descarbonizar sus sistemas de generación eléctrica en el futuro. Si se trabaja en conjunto y con estrategias sólidas, se alcanzarán porcentajes que superarán ampliamente a los actuales en la generación de energías renovables.
Pero eso es solo el inicio de un largo camino. El verdadero desafío de la “descarbonización global” no se encuentra solo allí, sino también en avanzar en aquellos sectores donde es mucho más complicado por cuestiones infraestructurales y económicas.
Con las nuevas tecnologías competitivas que existen en los mercados se puede avanzar, por ejemplo, en la climatización de los sectores comerciales, residenciales e institucionales o en el transporte ligero. Aunque aún se necesita mucha madurez tecnológica para progresar en la industria o en el transporte a larga distancia, con investigación, tiempo e innovación se lograrán buenos avances.
Por eso es sumamente importante trabajar en todos los terrenos al mismo tiempo si se desea cumplir con los objetivos de 0 emisiones de carbono para el 2050.
La demanda de vehículo eléctrico (VE) está en constante crecimiento, y las previsiones estiman un incremento exponencial en los próximos años. Actualmente, esto se ve frenado debido a la falta de puntos de carga y a los costes e infraestructura necesarios para contar con un punto de carga doméstico.
El autoconsumo y la movilidad eléctrica son clave para lograr una gran reducción en los costes energéticos y los objetivos climáticos planteados, al permitir al consumidor gestionar el intercambio, la producción y el almacenamiento de energías limpias.
Al hablar de estos temas, no podemos dejar de mencionar un innovador sistema que busca perdurar en el tiempo a través de la bidireccionalidad de energía. El Proyecto EVA de Ampere Energy promete resolver la presente limitación en la electromovilidad.
En pocas palabras, se puede decir que la bidireccionalidad de energía o carga inversa es una característica que poseen las fuentes bidireccionales, permitiéndoles proveer energía (como una fuente de alimentación convencional) y además puede funcionar como una carga recibiendo un voltaje y una corriente similar a la que es capaz de suministrar.
Hay una gran cantidad de aplicaciones para las fuentes bidireccionales como la creación de baterías con ciclos definidos de carga y descarga o el almacenamiento de energía eléctrica de alta potencia, por ejemplo.
En esta última, la carga bidireccional resulta especialmente interesante para crear instalaciones de autoconsumo domésticas con un cargador de vehículo eléctrico que optimice el actual proceso de carga. Para que este sistema funcione se necesitan tres elementos fundamentales:
Los cargadores bidireccionales, también conocidos como V2H (vehicle to home) no solamente permitirían que los autos puedan cargarse, sino que estos también tengan la capacidad de convertirse en un almacenador de energía. Posteriormente, esta puede utilizarse para abastecer el consumo eléctrico de toda una vivienda durante al menos una semana.
Esto sin duda es un gran beneficio para su propietario, ya que este procedimiento podría utilizarse en casos de emergencias o falla en el suministro de la red principal, y también como generador para ahorrar costes (se carga la batería durante la noche cuando la electricidad es más económica y se utiliza durante el día) logrando una completa independencia energética.
Aclaremos resumidamente las grandes diferencias entre estos tres términos dentro del ámbito de los vehículos eléctricos, y cuya combinación ha inspirado las grandes ideas que se expondrán en breve.
Primero, la carga inteligente permite a los usuarios y operarios de la red eléctrica gestionar los puntos de carga a fin de optimizar el consumo total de energía y sus costes. Un ejemplo sería programar que la carga se inicie en horario nocturno, a fin de aprovechar el bajo costo de las tarifas.
Por otra parte, la carga bidireccional permite que la energía corra hacia y desde el coche eléctrico a través de un cargador bidireccional denominado V2G. De esta forma, la batería del coche podrá consumir energía o retroalimentar a la red.
Finalmente, la carga rápida incrementa la cantidad de energía que corre hacia la batería del VE, permitiendo que se cargue con mayor rapidez. Estaciones de este tipo permiten cargar para vehículos con una máxima potencia de entre 7 y 22 kW, necesitando entre una y seis horas para una carga completa.
Varios países se encuentran trabajando en la aplicación de este tipo de sistema de autoconsumo:
Es el primer país latinoamericano pionero en esta área. A través de la agencia de sostenibilidad energética (ASE), Chile busca implementar en sus dependencias una solución tecnológica nombrada por ellos mismos “vehicule to grid” (del vehículo a la red).
La intención no es solo trabajar con el flujo bidireccional de carga, sino que a su vez se contempla la utilización de paneles fotovoltaicos en los hogares para cargar el vehículo eléctrico y para el consumo energético residencial y no tener que depender del sistema eléctrico convencional.
La multinacional alemana AUDI junto al Grupo Hager también se encuentran desarrollando un sistema de carga bidireccional que pueda utilizarse en todos sus automóviles eléctricos
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Sus objetivos principales son:
Uno de los proyectos más eficaces es llevado a cabo por el Laboratorio Nacional Oak Ridge (ORNL) en USA. Aquí fue creado un concepto denominado AMIE (Fabricación Activa de Energía Integrada), cuya funcionalidad se basa en cómo un coche puede alimentar un hogar y viceversa de manera rápida a través del uso de baterías y una almohadilla de carga inalámbrica.
El sistema funciona a través de un flujo bidireccional de energía. Es decir, si la casa lo necesita, automáticamente la energía fluye del vehículo hacia ella de manera inalámbrica, si es al contrario la casa provee de carga al auto a través de su batería de flujo bidireccional. La vivienda a su vez está equipada con paneles solares en el techo, que absorben la energía, ayudándola a obtener la sostenibilidad de las dos maneras.
Tanto el vehículo utilizado para este proyecto como la casa están fabricados de ABS reforzado y un material compuesto de fibra carbono, y de más de 11000kg de partes impresas en 3D para darles la resistencia estructural que necesitan.
Un proyecto que sin duda busca destacar en el ámbito de lo sostenible es el proyecto EVA, iniciativa promovida por la empresa multinacional española Ampere Energy, La Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) y el Instituto Tecnológico para la Energía (ITE).
Este proyecto, busca ser el pionero en cuanto a soluciones en el campo de la electromovilidad, aportando soluciones a uno de los mayores retos que afrontan los vehículos eléctricos (VE): la carga de la batería y su autonomía.
La intención es que cuando se expanda el uso de coches eléctricos, los usuarios tengan la posibilidad de cargar desde casa la batería de su vehículo, y en puntos de carga situados en establecimientos públicos y privados mediante esta tecnología.
Actualmente, la carga de un coche eléctrico se realiza por corriente alterna, por lo que es necesario contar con un transformador en el interior del VE. Para ello, se emplean dispositivos de gran tamaño, ultra pesados y muy costosos, lo que da a lugar a que exista un mayor tiempo de carga.
El proyecto EVA busca resolver esta limitación al integrar un convertidor de corriente al propio cargador doméstico, a su vez otorgándole bidireccionalidad al flujo de energía. Este tipo de carga le permitirá al vehículo convertirse en una gran fuente de almacenamiento de energía de 4 ruedas que servirá para servir al consumo eléctrico doméstico y viceversa.
Ampere Energy se encargaría del diseño del cargador, pero también de desarrollar un software capaz de monitorear y gestionar el nuevo sistema de carga bidireccional. Además, los técnicos del ITE están desarrollando un algoritmo capaz de incorporar los cargadores y todos los vehículos eléctricos en un sistema de gestión integral.
El nuevo cargador será totalmente compatible con las nuevas tecnológicas que sean desarrolladas por los principales fabricantes del sector automotor.
Desarrollar estrategias y proyectos que fomenten la eficiencia energética, así como satisfacer la activa demanda de autoconsumo son necesidades primordiales tanto ahora como a largo plazo.
La carga bidireccional es una tecnología pormetedora sobre la cual basar estas novedosas instalaciones de autoconsumo, convirtiendo al vehículo eléctrico en una batería para el hogar, aprovechando además la energía de origen renovable no consumida por la vivienda.
Se debe seguir apostando por el uso de energías alternativas. Al hacerlo, contribuimos a luchar contra el cambio climático y a la lucha contra la polución de nuestras ciudades, y a que los modelos energéticos de hoy en día se transformen en estructuras sólidas y económicamente sostenibles a lo largo del tiempo.